Ni una menos y María
Conti
Cabecera de la Marcha #NiUnaMenos en San Salvador de Jujuy
Cabecera de
la Marcha #NiUnaMenos en San Pedro de Jujuy
La Casa de
Mujer María Conti, pilar de su organización
Recuerdo
pocos días tan citados de antemano: “nos vemos el 3”, era un saludo casi
obligado al retirar a nuestros hijos de la escuela, al despedirnos de
compañeras y compañeros, de clientes, del grupo de futbol, de colegas, etc.
etc. El 3 de junio y la consigna #NiUnaMenos nos unió como pocas.
Y la
verdad, que más allá de tanto cararrota
que estando en el gobierno iba o convocaba a la marcha como si los que debían
resolver las medidas para que no haya #NiUnaMenos fueran otros, y no ellos,
la convocatoria sumo a familiares de víctimas de femicidio, mujeres que
sufrieron violencia, organizaciones sociales, políticas, sindicatos,
docentes, estudiantes, personalidades y a más y a más. Pocas veces un reclamo
contra la violencia de género unió a tantos, aunque horadaron ese día y la
convocatoria tan masiva las luchas inmensas ante femicidios en tantos pueblos
y ciudades ¿Cómo no recordar la lucha por Justicia por el crimen de María
Soledad Morales? Sería injusto nombrar unas luchas y otras no, pero aquí y
ahora enumero en mi mente femicidios que culminaron en juicios con
movilizaciones populares importantes, o puebladas ante el hallazgo del cuerpo
que no pudo escapar a la violencia del varón que la consideró suya, tan suya
que se pensó con derecho a matarla.
Y en
estos días la recuerdo a ella, a María Conti, en medio del júbilo de haber
logrado en Jujuy una convocatoria tan exitosa, donde logramos desde la
Multisectorial de Mujeres de Jujuy junto a los familiares de víctimas de
femicidio: como la madre de Carolina Carretero, de María Fernanda González,
de Georgina Vera, sumándose la familia de Zulma Gutiérrez y de Pamela Ibáñez,
encabezar una movilización que culminó presentándole al gobernador un
documento donde exigimos la “Declaración de Emergencia en Violencia Sexual y Doméstica”,
y un programa que sabemos necesario para terminar con las muertes.
Encabezamos
la marcha ante el respeto de quienes salieron a la calle, quienes padecieron
los femicidios de sus hijas, hermanas, cuñadas… y quienes desde las primeras
marchas de cada lucha por justicia, acompañamos ese recorrido que siempre nos
dice de la muerte evitable. Porque siempre en el femicidio, algo se pudo
hacer para evitarlo y no se hizo. Por eso marchamos. Para que desde el ESTADO
se haga todo lo que se debe hacer.
Mientras
desde el gobierno nos dicen que el problema es individual y posaron para la
foto sus funcionarios, con el documento y años de lucha por lograr la Emergencia,
por lograr justicia ante cada caso y terminar con los femicidios, impusimos
una consigna que convirtió al gobierno en el reclamado, desencajado en la
foto, con un gobernador que nos dijo que hay menos violencia mientras
encontraban otro cadáver en una casa de Libertador General San Martin, el de
Rosa Aliaga, víctima de femicidio.
El
gobierno no hace estadísticas –ahora las hará nacionalmente, una conquista
sin dudas de esta lucha-, pero dice que no crece la violencia de género.
Mientras, quienes trabajamos en la temática, sabemos que esa violencia crece
y crece, porque la vemos en forma cotidiana, en viejos y jóvenes, en
adolescentes que se suman a la vida de pareja, de noviazgo, y también sufren
y ejercen violencia. Sabemos que no hay refugios estatales, ni psicólogos que
sostengan a la denunciante. Que incluso exigen acreditar ser pobre para que
un abogado acompañe gratuitamente la acción judicial. Sabemos que a pesar de
una denuncia o cinco en la comisaría, nada se resuelve para esa mujer.
Sabemos que una mujer que decidió terminar con la violencia, no tendrá desde
el Estado ni lugar a donde ir, ni un subsidio que permita sostener la olla, y
estará imposibilitada de resolver, porque los celos de él le impidieron
trabajar y/o estudiar.
Y en
esta lucha tan atravesada de dolores e impotencias, de sufrimientos que
mutilaron a madres y padres, y dejaron a niños huérfanos, y hoy de júbilo por
tantos que decidieron decir presente y poner un basta, estuvo presente,
recorriéndonos de sur a norte, sin dudas, esa alegría que aún nos acompaña:
la de Maria Conti.
María
emprendió su último viaje, antes de morir, luego de que charláramos y
dejáramos listo el afiche de “Declaración de Emergencia”. Era mayo de 2007, y
desde Jujuy elaborábamos una propuesta novedosa en la cuestión de género,
pero vaya paradoja, de alguna forma imitando la campaña a la que León Gieco
se había sumado, que era la de declarar la emergencia en la cuestión vial, en
razón del alto número de accidentes de tránsito que se cobraban y se siguen
cobrando las vidas de argentinos, y que se cobró la de María ese 31 de julio
de 2007. Esa Emergencia que nos vimos obligadas a exigir, a fin de romper el
aislamiento en el que nos habíamos quedado luego de hacer la campaña desde la
Casa de la Mujer María Conti para garantizar un aborto legal (campaña en la
que María Conti puso toda su capacidad organizativa y solidaridad) fue una
iniciativa que desde el año 2007 la fuimos masificando nacionalmente.
La
fecha en que iniciamos la lucha por la Declaración de Emergencia la ubico en
el último viaje de María; y emociona ver esa consigna en las cabeceras de las
marchas de Córdoba, Tucumán, Jujuy, y tantas otras. La misma fecha en que se
abrió la Casa de la Mujer María Conti, sostenido el alquiler por León Gieco,
casa que María llegó a ver en su último viaje a Jujuy, y que luego llevó su
nombre, en su honor, y hay que decir, en el honor de sus integrantes, porque
es un honor llevar su nombre. María estuvo este 3 de junio, en las calles, en
las banderas, en cada pancarta de una víctima de femicidio expresando esa
lucha gigante que implica el encarcelamiento de su responsable, y la lucha
para que no haya otra muerte. María se multiplicó. Este 3 de junio era una
más.
Dra. Mariana Vargas
Abogada de La casa de la mujer de San
Pedro Maria Conti, miembro de la Multisectorial de Mujeres de Jujuy, Area de
Género del Partido del Trabajo y del Pueblo
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domingo, 7 de junio de 2015
Ni una menos y María Conti
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