Georgina Vera y M.:
dos finales para la misma violencia
Por defenderse de él está detenida
M. tiene demasiadas cicatrices. Una en el
cuello; se la hizo él con el machete. Otra en la ceja; se la hizo él con un
golpe de puño. Llegó a tener un diente flojo; casi aplasta a su bebé otra vez
en una de las tantas caídas. Los golpes se repetían una y otra vez, con
bestialidad, desde hace cinco años y unas dos o tres veces por semana.
Infinidad de veces ella quiso cortar la relación. Infinidad de veces hubo
perdón y una falsa esperanza de que todo cambie. Siempre volvía a ser lo
mismo.
Pero esta vez fue distinto. Entre los
empujones y los golpes, y sus hijitos llorando y temblando presenciando la
nueva agresión, ella fue tirada contra la heladera, y sobre el mueblecito de
al lado, en medio de las idas y venidas casi volando, vio el cuchillo que
alcanzó a tomar con la mano. Y M. se defendió de la golpiza. Solo quería que
él pare de golpearla. Dos heridas en la pierna y una en la espalda seguían
sin detenerlo. Ya herido él tomó un cuchillo y se lo puso a ella
en el estómago. “¿Querés dejar a tus hijos sin madre?” le preguntó ella. Allí
pareció volver la calma. Ella intentó cargarlo a él y caminando fueron
saliendo para lograr asistencia médica. Pero él se cayó en el piso, volvió la
crisis, él se movía de un lado para otro sin dejar que se lo toque, y así
esperaban la ambulancia. Casi media hora demoró el SAME, y él murió antes de
ser trasladado al hospital, de una hemorragia por la herida en la pierna.
Hoy M. está en una celda. Todo terminó
demasiado mal. Él muerto, ella detenida, sus hijitos pequeños con sus familiares,
que ya padecieron demasiado, y el Estado hoy sigue castigándolos. Ella no
quiso matar, solo quiso defenderse. Y la herida en la pierna que causó la
muerte no es un indicio de la intención de matar, todo lo contrario.
En el escritorio, las copias del
expediente por el que M. está detenida está sobre el expediente en el que se
investiga el femicidio de Georgina Vera. La misma violencia de género,
tragedias similares, y una política estatal que no genera intervenciones
que pongan freno a tiempo en finales hartamente anunciados. M.
podría haber terminado como Georgina Vera. Logró defenderse. Pero por
defenderse de una situación no querida, con un resultado no querido, está en
una celda oscura, en una comisaría blindada a los rayos de sol que parecen no
tener rendija por donde colarse.
En las noticias se hablaba de “hecho
pasional”. Pero la violencia de género, y defenderse de ella, no tiene nada
de pasión. La pasión es algo muy distinto al sometimiento, a la violencia, al
sentirse dueño de una mujer como “un objeto”. Referir “pasión” en situaciones
de violencia de género es intentar justificar lo injustificable. Es hablar de
otra cosa. Es mirar para el lado equivocado.
La libertad de M. será un grito de las
mujeres si la Justicia no la libera en forma inmediata. Las mujeres víctimas
no pueden ser castigadas por defenderse de la violencia.
Esto decían las mujeres municipales de
Perico en una de sus reuniones semanales para organizar el viaje a Bariloche
al Encuentro Nacional de Mujeres. Al reclamo de terminar con la violencia
hacia la mujer, sumaban el nombre de su compañera de trabajo, Segundo,
asesinada por su ex pareja hace pocos meses. Y hablaban de reclamar la libertad
de la pareja y la hija de quien ejerció tanta violencia, que también
terminó muerto como el concubino de M. Aparentemente en la mismas
circunstancias y en la ciudad de Perico, en una casa que está a pocos metros
de la sede del SIEOM JUJUY.
Las tragedias de este tipo, sin lugar a
dudas, no se tratan de hechos aislados y de excepción. Todo lo contrario. Por
eso la violencia de género requiere que la declaración de emergencia. Porque
se cobra vidas.
TODAS
al 26
Encuentro Nacional de Mujeres
en Bariloche
Spot
|
lunes, 3 de octubre de 2011
Violencia de Género
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
tenemos que sumarnos todos a la lucha contra la violencia hacia la mujer. Liberemos al pueblo y liberemonos nosotras!
ResponderEliminar