lunes, 13 de febrero de 2012

Un conmovido movimiento que no da tregua


Sigue el juicio por el femicidio de Georgina Vera

Un conmovido movimiento
que no da tregua

La audiencia continúa el 13 de febrero a las 17 horas

El viernes 10 de febrero continuaron las audiencias del juicio oral que se sigue contra Alan Yucra, por el homicidio de Georgina Vera.
Por la mañana, Alan Yucra prestó declaración indagatoria, allí por primera vez se refirió a lo ocurrido el 5 de febrero. Para sorpresa de los presentes, y en absoluta contraposición con lo ya probado con testigos en audiencias anteriores, Yucra señaló que Georgina siempre usaba un arma de fuego, y que ese día cuando él la fue a buscar, ella salió con el arma en su ropa, y luego de una discusión ella le apuntó con las dos manos. El la tomó de las muñecas y el disparo salió por accidente. Luego él se fue asustado.
Lo que podía resultar una defensa interesante aunque físicamente improbable para este asesino, se transformó en una declaración burda. El asesino no se llevó el arma de la escena del crimen, según dijo. Pero está acreditado que el arma no quedó en dicha escena. El nunca le pegó a Georgina, pero ella siempre le pegaba a él y lo engañaba, cuando los testigos en el juicio dieron cuenta de lo contrario. Muy pocas veces la vio con hematomas aunque se acreditó que todas las personas que la rodeaban siempre la veían con golpes. Ella siempre lo amenazaba con un arma, pero el resto de los testigos ya habían afirmado que ella jamás tuvo una ni había una en su casa. Y él hasta acusó de mentir a los testigos que lo habían visto a él con armas de fuego y armas blancas. Incluso se hizo un careo entre él y una amiga de Gergina, y llamaba la atención que él no levantaba la mirada del piso. También dijo que siempre pasaba alimentos a su hija no reconocida, lo que ya la madre de Georgina había negado. Y el juez le preguntó de qué trabajaba. La respuesta de Yucra fue de albañilería, pero ni siquiera podía pronunciar correctamente la palabra a pesar de tratarse de su supuesto oficio.
Lo más insensato ocurrió cuando la Dra. Natalia Segovia, coapoderada de la querella, le preguntó a Yucra si él alguna vez, luego de un año de ser maltratado y engañado, le había dicho a ella que quería terminar la relación. El contestó que no, por su hija. Y la querella repreguntó: “¿Y ella quiso terminar la relación con Ud.?”. Allí Yucra estuvo un rato largo contradiciéndose. Dijo que si, que no, dudaba, le preguntaron los jueces lo mismo, y dudaba, hasta que dijo que no. Este dato podría ser una anécdota más, pero evidentemente es lo único en lo que Yucra no mintió con facilidad.
Evidentemente, ese fue el punto neurálgico del crimen de Georgina. Georgina era de él o no era de nadie. Y si no quería ser más de él, debía estar muerta.
La declaración de Yucra demostró que el acusado no solo no estaba arrepentido de lo ocurrido, sino que ni siquiera lo conmovió la muerte misma de Georgina. Fue profundamente irrespetuoso con su memoria, y con la familia de ella, presente en la audiencia.
Mientras, afuera la CCC y otras organizaciones como Red de Abuelas de Plaza de Mayo y Casa de la Mujer María Conti de San Pedro de Jujuy acompañaban, con cánticos, petardos y bombos.
Por la tarde la  audiencia continuó. La gente se quedó a acompañar con un gran esfuerzo, a pesar de ser de otras localidades y tener que esperar cinco horas. Y ya la bronca por lo ocurrido en la mañana  llevó a que se rodeara la salida para increpar a Yucra cuando se lo llevaban a la cárcel.
Nuevamente en la Sala estuvieron presentes familiares y compañeras de Georgina, y también Kike Mosquera, coordinador de la CCC provincial.
El abogado defensor propuso una inspección ocular en la escena del crimen. El Tribunal, para evitar la presión constante y que la movilización se realizara en Perico cuando asistían a la casa de Georgina a la inspección, decidió realizar en ese mismo momento la medida, trasladándose a Perico a la casa de los padres de Georgina en una trafic con todas las partes. Cuando ésta llegó a la casa de Georgina, los compañeros y compañeras de las cooperativas de la CCC de Perico, en una nutrida y urgente concentración, estaban ya con sus mamelucos frente a la casa pidiendo cárcel apara el asesino.











“Lo que sería si lo hubiésemos programado” exclamó uno de los jueces. Al reclamo de Justicia se sumaron los abucheos al abogado defensor del asesino.
La capacidad de movilización de este conmovido movimiento que no da tregua, resultó sorpresivo para muchos, y profundamente emotivo para otros.
El crimen de Georgina es uno de los tantos femicidios que ocurren en nuestro país. Pero a la vez es distinto. Porque un movimiento de hombres y mujeres de Jujuy decidieron no solo arrancar  una condena alta para el asesino, sino también dar una lucha concreta y visible para desnudar el absurdo de nuestra legislación, que solo condenaría a Yucra a prisión perpetua si se hubiese casado legalmente con Georgina, y que exige por ello que se incorpore la figura del femicidio al Código Penal. Y exige asimismo al gobierno nacional, que así como decidió aprobar el matrimonio igualitario, una justa cuestión democrática, debe decidir avanzar con el femicidio, que también es una cuestión democrática ligada a la violencia de género que cada día se hace más visible.
La muerte de Georgina, una joven de 17 años que trabajaba de serena en las Cooperativas de la CCC de Perico para lograr su casa para ella y su hijita,  víctima de la violencia de género, ha conmovido profundamente hasta lograr que un movimiento tome en sus manos esta lucha por Justicia y por cambios legislativos en nuestro país. 


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