viernes, 12 de febrero de 2010

ROMINA TEJERINA: 7 AÑOS DE CARCEL Y LUCHA POR SU LIBERTAD

Este 23 de febrero se cumplen siete años de cárcel desde que mató a su hijo -gestado en una violación- en medio de la locura, quedando inmediatamente detenida.


Su tragedia se repite una y otra vez en nuestro país…
Mientras Romina pasaba en prisión cada uno de los doce meses del año 2009, se repetían las historias de infanticidios en Villa Castelli (La Rioja) en agosto, con una mujer de 29 años; también en el mismo mes en Paso de los Libres (Corrientes) con una adolescente de 17 años. En julio Carla Lauro, de 19 años, también mató a su hijo recién nacido en la provincia de Mendoza. Un mes antes, en junio, una joven de 22 años, Ernestina Guevara, cometía un infanticidio en la provincia de Córdoba. En Florencio Varela (Buenos Aires) ocurrió lo mismo luego de que la mujer ocultara su embarazo hasta parir; mató inmediatamente a su hijo. Ocurrió en septiembre. Y estos son solo los infanticidios que llegamos a conocer a través de los diarios. ¿Cuántos más ocurrieron sin que salgan a la luz?


Las tragedias de mujeres que matan a sus hijos recién nacidos se repiten una y otra vez en nuestro país. Después de Romina Tejerina y su historia pública de violación, infanticidio y prisión, muchos nos preguntamos al conocer historias similares cuánta soledad y locura determinó cada desenlace. Qué hay detrás de cada joven y ese embarazo que siguió su curso para terminar de la peor manera posible. O cuanta tragedia habrá habido antes de cada infanticidio del año 2009, imaginándonos la que vendrá después, dentro de una celda. La suerte puede ser distinta, pero por excepción.


El estado puerperal de la mujer parturienta es el argumento central de los proyectos de ley que proponen incorporar la figura del infanticidio al Código Penal a fin de reducir la pena para las mujeres que presas de una situación psico física ven reducida la posibilidad de decidir libremente. Y ya la depresión post parto no pasa desapercibida. ¿Quién no conoce aunque sea en forma no tan directa a una mujer que habiendo parido en condiciones óptimas (en un centro de salud público o privado) se niega a dar de comer al recién nacido, o no quiere verlo?


La historia pública de Romina Tejerina permitió muchas cosas. Entre ellas, mirar donde antes no mirábamos. Cuestionar la naturalización de la violencia hacia las mujeres en nuestra sociedad, duramente reproducida por el Estado. Un Estado que provoca una y otra vez estas terribles historias, porque la mujer está mandada a reproducirse a como sea.


Pero quienes desde este rincón del país, iniciamos esta batalla de sacar el velo, no solo nos contentamos con desnudar y poner sobre la mesa de todos la realidad que vivimos las mujeres en esta sociedad: también nos organizamos para tomar en nuestras manos la lucha para evitar nuevas tragedias como la de Romina.


Arrancamos el Protocolo de Atención a Víctimas de Violación luego del caso “N”, dimos un paso instalando junto a otras historias y luchas similares que en caso de violación el aborto no es punible y realizamos una colecta para realizarlo; y sabemos hoy de una joven que en la misma situación de Romina, con un embarazo de seis meses gestado con una violación, tiene la contención necesaria para evitar repetir la tragedia en este 2010.


Y también con Romina y situaciones similares de víctimas de abuso sexual, comenzamos un debate profundo respecto de que cuando una mujer dice “no” es “no”, y que la reacción de “inmovilidad” ante una ataque sexual y la humillación es una reacción mayoritaria que nunca puede ser atribuida al consentimiento en una relación sexual.


Este 23 de febrero se cumplen siete años de cárcel desde aquél día en que Romina en medio de la locura mató a su hijo en el baño de su casa. Ya la condena a 14 años quedó firme, y llegando a la mitad de la pena impuesta, tiene derecho a gozar de las salidas transitorias y las salidas laborales. Aunque el ensañamiento nos obliga a sumar a la lucha por su libertad el que se respete este derecho.


Y por Romina y todas las Rominas, redoblamos la batalla por incorporar la figura del infanticidio al Código Penal. Exigimos también el cumplimiento de todos los Protocolos de atención a víctimas de violación; la cárcel a los violadores; que se declare la emergencia nacional en violencia sexual contra la mujer para poner al rojo la realidad que viven las mujeres y la necesidad de tomar medidas en relación a esta situación. Eximimos que se aprueben protocolos de atención de abortos no punibles en hospitales, y que se garantice lo que hoy el gobierno no garantiza: la anticoncepción de emergencia gratuita en todo centro de salud y una amplia difusión de su existencia.


Y desde ya, exigimos nuevamente la libertad de Romina Tejerina y que nunca más se repita su tragedia.

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